junio 10, 2011

Si estas paredes anales hablaran



Vamos a tener que hablar a calzon quitao niños, y lo digo enserio.

Intenté hablar del tema con mi mejor amigo gay, pero le pareció desagradable… Aún no podemos hablar de nuestros anos (si, así es, anos, no me comí la ñ) así como las mujeres hablan de sus vaginas. Si la cosa va así, cuando podremos sacar El Monólogo del Ano? Bueno, aunque si el Monólogo del Pene no existe, que le espera a su vecino de atrás?

Siendo sinceros no juzgo a Esteban (mi mejor amigo gay) Más si tenemos en cuenta que soy una persona terriblemente asquienta! Les confieso que me dan unas nauseas terribles el solo pensar en fluidos y cuerpos intestinales, imagínense como me pone el pensar que para llegar al placer hay que estar en contacto con un pedazo de intestino?

El hecho es que la culpa que el ano sea tan mal visto se debe a la educación que hemos recibido al respecto, y bueno, no podemos juzgar a nuestros padres ni a nuestros maestros, a ellos nadie los preparó para tener hijos gays, y si lo cierto es que ni siquiera están aptos (en su mayoría) para dar educación sexual para niños heterosexuales, como puede uno esperar que el papá le diga a uno “Nene, ese huequito no solo te sirve para excretar, sino también para dar o recibir placer de otro niño”?

Perturbante el solo pensarlo, no creen?

En mi caso, durante mi adolescencia no sabía cómo se daban placer dos hombres, pensaba que era simplemente un juego de espaditas y de sobarse las punticas mutuamente y ya; Sorpresa sorpresa cuando me enteré que de la misma manera que sucedía en las películas softcore que pasaban por Playboy (en ese tiempo en mi casa se veía con mucha estática), A los niños que nos gustan otros niños nos gusta dar o recibir por detrás … “Homosexuales Asquerosos!” decía yo; quien iba a pensar lo equivocado que estaba al respecto?

Con el tiempo y el cambio de opinión, decidí instruirme e investigar a que se debían los placeres que entraban por la puerta de atrás; Encontré que si bien el ano no lubrica como la vagina, durante el coito se estimula la base de la próstata que se conoce como “Punto P”, que es como el punto G de las mujeres. 

“Manos a la obra!” me dije un día, me metí en territorio que antes creía enemigo, me limé las esquinas de las uñas, me armé de valor, astucia… también de un tarro de vaselina, expandí mi humanidad cuan mermelada sobre el piso de mi ducha, hundí mi dedo del medio entre la vaselina, me relajé y pensé en sexo con Clive Owen…

… Pues señores, me di cuenta que Clive Owen lo debe tener como chiquito porque yo no sentí nada en el mentado punto P. “Ni siquiera me invitó a un café el condenado y ya quiere por Detroit” – pensé – “Será que ya se va venir? No vaya y sea que me den las 6 pm aquí y me pierda los refritos de Grey’s Anatomy”. La sensación de incomodidad, como cuando alguien le pregunta a uno lo que no debe, así me sentí… y ese sentimiento se repitió las siguientes veces que Clive y yo intentamos meternos juntos a la ducha. Ya después de un tiempo Clive se cansó de intentarlo, no me ha hablado desde entonces.

Creí que las cosas iban a cambiar en vivo y en directo con otro hombre, quise explorar con los besos negros;  al tipo le di piquitos en la espalda para que se fuera calentando y fuera “dilatando”, pero lo cierto fue que cuando llegué a su agujero, se me reveló el olor de la axila de un indigente… “Paso!” El tipo se quedó sin beso negro! O sea, yo sé que esa área no es que huela precisamente a una sucursal de La Riviera, pero esperaba al menos un olor a cazuela de mariscos… los mariscos son ricos!

En fin, en otra ocasión dejé que el tipo fuera mi Clive, y en un momento de arrunche y hormonas a las 6 am jugamos un ratico. El jueguito estuvo bueno, pero que dolor de testículos tan horrible que tuve el resto del día, con decirles que no paré de imaginarme un cojincíto de esos que cargan los abuelos para que el asiento les quede más alto, pero uno relleno con agüita caliente, a ver si le daba algo de descanso a mis maltratadas partes… Ah! Y si de una buena vez por todas se me acababa el caminado chistoso, porque curiosamente ese día tuve que caminar mucho, y durante el trayecto sentí como si fuera a hacer casting para Happy Feet. 

Intenté preguntarle a Esteban si el dolor testicular era normal, pero solo apuntó a decirme que le había dado demasiada información y que se sentía algo incómodo hablando del tema.

Como sea, el hecho es que yo nunca me canso de explorar e intentó no privarme de nada, ya encontraré alguien que si sepa hacer de Clive y sepa llegar por Detroit con cuidado. Mientras tanto seguiré jugando con los puntos P de otros machos. 

Y eso era todo lo que tenía que contarles, analmente hablando. Les recomiendo que se pongan en sintonía con sus anos, escúchenlos, podrían sorprenderse con todas las cosas que tienen para decirles.