Es posible que a
Alejandra Azcárate le salgan de vez en cuando apuntes jocosos y sea la
adoración de un país; sin embargo, con su último artículo en la revista
Aló, llevó el humor lejos y las risas dejaron de escucharse.
La siguiente diatriba
no es publicidad para Alejandra, es simplemente una diatriba contra todos esos
personajes que piensan que la felicidad radica en seguir al pie de la letra
todos los patrones que la sociedad intenta meternos a las malas.
Sucedió hace algo menos de un año. Tenía unos dolores de
cabeza molestos y era tiempo de ir al médico para saber de que se trataba. De ahí
me remitieron al neurólogo… la verdad fue una experiencia poco menos que
agradable.
- Me parece que tienes que perder peso, estas muy
gordo. (Puto Doctor, con el “perder peso” ya era suficiente…)
- Uhmmm… tengo que llegar a un punto de peso de
ideal por si me tienen que operar?
- De hecho no, pero es importante para la vida que
bajes de peso; a las mujeres no les gustan los hombres gordos…
Respetadísimo Doctor,
he de decirle que su diagnóstico en cuanto a mi imagen corporal me importa una
prostituida insignificancia. Apreciaría su comentario y lo tomaría como un
aliciente para seguir trabajando por mi buena salud, pero dado el desdén con el
que usted se ha expresado sobre mi figura, he de mostrarme en protesta por la
manera en que fui vilmente humillado en su consultorio. Le sugiero se limite a
juzgar simplemente lo que en su labor como neurólogo le compete, por el bien de
sus pacientes y de su prestigio.
P.D: Soy homosexual, me
importa muy poco la opinión de las mujeres y al contrario de lo que usted piensa,
a mi me encantan los gordos.
Ustedes en serio creen que yo fui capaz de contestar eso?
Obvio no! Tal selección de palabras solo se logra con la cabeza fría y yo la
verdad en ese momento salí bastante molesto de esa cita como para portarme
decente. Al final hice uso de la odiosa
prudencia que muy fielmente mi santa madre me enseñó: Hacer una sonrisa
compungida y decir “Buen día Doctor, muchas gracias”.
Yo creo que el pobre doctor, el ser educado a la vieja
usanza lo volvió odioso. El patrón de aceptación social al que quería someterme
en su consulta fue el mismo del que fue víctima. Quieren que seamos casta
española al 100%, altos y de figura atlética, excelentes estudiantes y
deportistas, católicos de todos los domingos a misa, con buenos trabajos y sueldos que superen los
siete ceros, y de preferencia heterosexual…
Esos estereotipos la verdad me empiezan a valer huevo: De
que vale seguir a una sociedad, que como vieja amargada, jode por todo?
Al diablo hijuemadres! Yo nací y moriré gordo y gordo me veo
bonito y punto. Obvio no me voy a morir de un infarto y haré ejercicio de
vez en cuando… pero que no me muera de
desesperación porque el resto de la gente le parezca si soy bonito o no. Dios
me libre!
Me encantan los gordos, crecí entre ellos… que le hago? Tienen
una personalidad magnética, descarada, arrolladora. Son los manes más dulces
del mundo. Las viejas también son divinas, buenas bailarinas, y deben hacer
maravillas en la cama… Obvio no demerito a los flacos, solo que no son mi tipo,
pero celebro que a otros les gusten… Bacanisimo que a todos no nos guste lo
mismo y gocemos de la diversidad que el mundo nos regala, que no?
Por eso cuando vaya al paseo en Santa Marta y vea a la gorda
en tanga o el gordo en narizona, haga como si no viera nada, sonría porque ese
personaje tiene la personalidad de la que quizá usted carezca. Total, quien es más
felíz? Ella o el con su osadía o usted con sus prejuicios?
Que pena por el abandono al que los tengo sometidos. Se les
extraña.
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