julio 05, 2012

Perdí la línea… no por ello la razón!



Es posible que a Alejandra Azcárate le salgan de vez en cuando apuntes jocosos y sea la adoración de un país; sin embargo, con su último artículo en la revista Aló, llevó el humor lejos y las risas dejaron de escucharse. 

La siguiente diatriba no es publicidad para Alejandra, es simplemente una diatriba contra todos esos personajes que piensan que la felicidad radica en seguir al pie de la letra todos los patrones que la sociedad intenta meternos a las malas.

Sucedió hace algo menos de un año. Tenía unos dolores de cabeza molestos y era tiempo de ir al médico para saber de que se trataba. De ahí me remitieron al neurólogo… la verdad fue una experiencia poco menos que agradable. 

-        Me parece que tienes que perder peso, estas muy gordo. (Puto Doctor, con el “perder peso” ya era suficiente…)
-        Uhmmm… tengo que llegar a un punto de peso de ideal  por si me tienen que operar?
-     De hecho no, pero es importante para la vida que bajes de peso; a las mujeres no les gustan los hombres gordos…

Respetadísimo Doctor, he de decirle que su diagnóstico en cuanto a mi imagen corporal me importa una prostituida insignificancia. Apreciaría su comentario y lo tomaría como un aliciente para seguir trabajando por mi buena salud, pero dado el desdén con el que usted se ha expresado sobre mi figura, he de mostrarme en protesta por la manera en que fui vilmente humillado en su consultorio. Le sugiero se limite a juzgar simplemente lo que en su labor como neurólogo le compete, por el bien de sus pacientes y de su prestigio.

P.D: Soy homosexual, me importa muy poco la opinión de las mujeres y al contrario de lo que usted piensa, a mi me encantan los gordos.

Ustedes en serio creen que yo fui capaz de contestar eso? Obvio no! Tal selección de palabras solo se logra con la cabeza fría y yo la verdad en ese momento salí bastante molesto de esa cita como para portarme decente.  Al final hice uso de la odiosa prudencia que muy fielmente mi santa madre me enseñó: Hacer una sonrisa compungida y decir “Buen día Doctor, muchas gracias”.

Yo creo que el pobre doctor, el ser educado a la vieja usanza lo volvió odioso. El patrón de aceptación social al que quería someterme en su consulta fue el mismo del que fue víctima. Quieren que seamos casta española al 100%, altos y de figura atlética, excelentes estudiantes y deportistas, católicos de todos los domingos a misa,  con buenos trabajos y sueldos que superen los siete ceros, y de preferencia heterosexual…

Esos estereotipos la verdad me empiezan a valer huevo: De que vale seguir a una sociedad, que como vieja amargada, jode por todo?

Al diablo hijuemadres! Yo nací y moriré gordo y gordo me veo bonito y punto. Obvio no me voy a morir de un infarto y haré ejercicio de vez  en cuando… pero que no me muera de desesperación porque el resto de la gente le parezca si soy bonito o no. Dios me libre!

Me encantan los gordos, crecí entre ellos… que le hago? Tienen una personalidad magnética, descarada, arrolladora. Son los manes más dulces del mundo. Las viejas también son divinas, buenas bailarinas, y deben hacer maravillas en la cama… Obvio no demerito a los flacos, solo que no son mi tipo, pero celebro que a otros les gusten… Bacanisimo que a todos no nos guste lo mismo y gocemos de la diversidad que el mundo nos regala, que no?

Por eso cuando vaya al paseo en Santa Marta y vea a la gorda en tanga o el gordo en narizona, haga como si no viera nada, sonría porque ese personaje tiene la personalidad de la que quizá usted carezca. Total, quien es más felíz? Ella o el con su osadía o usted con sus prejuicios?

Que pena por el abandono al que los tengo sometidos. Se les extraña.

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